A vos;
Pequeña Gran Hada
¿Recuerdas aquella vez que fui a buscarte para enseñarte aquél juego de espejos cerca de la glorieta de Bilbao, donde la suerte cruzó en algún momento nuestras existencias?. Teníamos que pasar por debajo de la marquesina de una zapatería, andando deprisa y mirando hacia arriba. Cuando mirabas hacia arriba, el efecto de espejo estroboscópico deformaba la realidad, y el paso del tiempo se convertía en un relato escrito a pedazos a lo largo de ocho años y medio. Aquello en verdad era increíble. Entrábamos en otra dimensión, en un viaje sin retorno. Lo hicimos un par de veces y en cada una de esas ocasiones, abrimos sin saberlo una puerta hacia algún lugar; algún lugar donde se nos esperaba con certeza. Luego nos marchamos por avenidas opuestas en las entrañas de aquella gran ciudad. Aquél día perdimos la oportunidad de desaparecer juntos, para siempre, abducidos por nuestra secréta puerta hacia la hiperrealidad. Si encuentro en cualquier otro momento un pasadizo hacia el País de Siempre Jamás, no te quepa duda que lo tomaré para no volver nunca. Desde allá te mandaré una postal repitiendote lo que ya sabes con absoluta certeza; ¡¡ Amarte Marta !! ¡¡ A Marte !!. Seguramente, vos podrás sacar mucho mejor que yo la raíz cuadrada de toda esta suma de letras. O al menos, eso me imagino.
A™
Ciudad de México
Madrid Abril 2002 / México Diciembre 2011
Abvismos. 
Copy Paste from Marte: [ Enviado el 29/01/2010 a las 4:45 pm ]
Ni yo ni nadie podría sacar la raíz cuadrada exacta de las 614 letras que tan bien ordenadas, forman tu texto. 614, uno de esos números llamados irracionales, de los cuales hay infinitos y que son tan suyos, que ni siquiera alguien que viviera eternamente, podría calcular todas las cifras de su raíz cuadrada. Pero no soy ambiciosa, no quiero poseer todas sus cifras, me basta con saber que está ahí, en algún lugar entre el 24 y el 25, más cerquita del 25, guardando los secretos de los espejos mágicos y de las puertas abiertas hacia algún lugar.